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sábado, 26 de abril de 2014

Jean Nicolas Arthur Rimbaud


Cuando (re)leo la vida de Rimbaud y reflexiono sobre ella me doy cuenta de que si hubiera crecido en mi generación probablemente me hubiera caído mal.
Como estudiante era descrito como ese tipo de persona que tenía todo perfecto, creo que a primera vista daba la impresión(quizás no equivocada)de arrogante, y solía ser desagradable con la gente.
Y si hubiera vivido yo en su época, o bien no sabría de mi existencia, o bien me despreciaría.
Sin embargo, cuando le leo le siento tan cercano y parecido a mí que hay versos que podría recitar sin cambiar un ápice y decir que hablan de mí, y no estaría mintiendo.
Cuando le leo siento, siento verdaderamente, y entiendo el mundo.
Cuando le leo es como recibir un abrazo, como un golpe que te deja sin respiración, como estar en lo alto de una montaña en completo silencio, como el beso de un amante, como esos momentos en los que sientes que realmente estás viviendo e importa.

Y cada estupidez que realizó de adolescente, cada mala acción, cada defecto, hace que le vea como alguien más humano y real, y por tanto, hace que mi admiración, mi emoción hacia él crezca.

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